Bienvenid@ a PACHAMAMA Movimiento

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MACEHUALLI MEXICATL


Por Juan Manuel Moreno Galván.

“En la conquista cuando llegó el enemigo, quemó nuestras ramas, cortó nuestros troncos…pero nunca podrá acabar con nuestras raíces”.
Discurso pronunciado en el Festival Prehispánico de la Toltekayotl.
Mineral de Pozos, Gto. Julio de 2006.

En nuestro México Florecieron culturas tan diferentes entre sí, como la Tarahumara, la Huichol, la Tarasca, la Azteca, la Yaqui, la Olmeca, la Maya, la Zapoteca, la Cora y la Tolteca, entre otras, ofreciéndonos una riqueza cultural impresionante, de la cual deberíamos sentirnos orgullosos.

El conquistador español, luz y sombra de nuestra historia, sojuzgó a los habitantes originarios, los sometió a vasallaje y aprovechó su fuerza de trabajo sin ninguna retribución; impuso su religión y su cultura derrumbando templos y destruyendo códices, además de que durante mucho tiempo los prelados discutieron si los indígenas tenían alma y podían ser considerados seres humanos. Privados de sus tierras, la encomienda, el repartimiento, el obraje y el peonaje, fueron verdaderas formas de esclavitud que les negaron el acceso a los servicios elementales y el reconocimiento de sus derechos esenciales, sometiéndolos en cambio a los tormentos de la Santa Inquisición.

Por fortuna, usos y costumbres, lenguas y culturas, que lograron subsistir a la represión de una colonización inmisericorde, son la base pluricultural de nuestro México y representan un legado excepcional, que al mismo tiempo, por desgracia, nosotros mismos lo hemos convertido en símbolo de pobreza.

Los grupos indígenas mexicanos, poseen en las regiones en que viven, una quinta parte del territorio nacional; los más importantes yacimientos petroleros, de plutonio y acuíferos, están ubicados en estados con fuerte presencia indígena, como es el caso de Chiapas. Los pueblos indígenas aportan casi un 70% de la población ocupada en actividades agrícolas, y las principales áreas naturales protegidas se encuentran en sus municipios.

Paradójicamente, esta riqueza no beneficia a los indígenas, que siguen viviendo en pleno siglo XXI, en condiciones de marginación, pobreza y explotación, sin viviendas adecuadas, ni servicios básicos de salud y educación, sin vías de comunicación y acceso nulo a la tecnología. Aunado a todo esto, el sector agrícola, abandonado como consecuencia de la apertura indiscriminada de mercados, llevó al campo, a la carencia de alimentos básicos de la dieta de la mayoría de los mexicanos (maíz y frijol), lo que si tarde o temprano no se modifica, terminara en una hambruna total.

El hombre fue hecho de maíz, relata el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas. Contrariamente el maíz, se cultiva cada vez en menor cantidad y actualmente hasta lo tenemos que importar, y esto a raíz de tantos aranceles, que provocan que el campesinado no pueda competir con los precios subsidiados de países altamente desarrollados.

Se tiene que legislar adecuadamente en el orden social; destinar recursos presupuestales suficientes para instrumentar programas educativos, de vivienda y de salud; reactivar el campo y hacerlo productivo, blindándolo contra los efectos depredadores de la globalización; generar empleos dignamente remunerados; construir vías de comunicación, sistemas de riego y electrificación, pero sobre todo crear conciencia y hacer campañas de divulgación y conservación de los usos y costumbres de los pueblos indígenas, ayudando a florecer las cultural indígenas, con respeto a su identidad, dentro de un Estado Democrático de Derecho. Estamos acabando con nuestro único vínculo al pasado, hemos pisoteado y sobajado una y otra vez a los grupos indígenas, les quitamos la dignidad y su territorio, la conquista rompió ramas y quemó troncos, no dejemos ahora, que corten nuestras raíces...Paz.