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LA CORRUPCIÓN


Por Juan Manuel Moreno Galván.


“En un espíritu corrompido no cabe el honor”.
Tácito. Historiador romano.

El tema de la corrupción en México y en el mundo, es un tema tan complejo como delicado y que en verdad ya urge abordar frontalmente para poder lidiar con ella de manera efectiva y erradicar dicho problema. En las modalidades de la corrupción encontramos el tráfico de influencias, el nepotismo, el contrabando, el soborno o conocido coloquialmente como mordida, el uso privado de bienes públicos, el castigo al inocente y el premio a quien no lo merece.

Podemos decir entonces que la corrupción significa la destrucción de la vida institucional, el desprecio por la legalidad y el triunfo de la ilegitimidad y de la inmoralidad.

Una sociedad corrupta no puede ser sino una sociedad en estado de descomposición y por consiguiente una sociedad injusta. Dada la extensión y profundidad alcanzadas por la corrupción en nuestro país, no sería una exageración afirmar que estamos frente a un peligro de seguridad nacional.

La corrupción no tiene especificaciones de tiempo o lugar. Ella es intemporal, que si bien es un problema de los individuos que muestran conductas ilícitas, es también resultado de una sociedad que funciona con un sistema que no es el apropiado.

La corrupción posterga el desarrollo de los pueblos, carga a la comunidad con costos injustos, destruye la competencia comercial, demanda esfuerzos innecesarios de los sistemas de ayuda internacional, desacredita a la autoridad y altera la paz de las naciones.Por todas esas razones, la corrupción constituye hoy uno de los principales desafíos de la agenda global.

Ha llegado la hora de que como individuos, tomemos conciencia de lo que está pasando y luchemos contra este cáncer causante de un desequilibrio social, logrando así, una sociedad justa para las futuras generaciones y digo futuras generaciones porque el cambio sólo puede darse de manera paulatina, empezando por cada uno de nosotros, contagiando así a todo aquel que nos rodea, creando una red anti-corrupción.

Ha llegado el momento de alzar la voz, de hablar y acabar con el miedo de denunciar a toda aquella persona que realice actos deshonestos que afecten la integridad social.

Es prioridad de nosotros buscar la transparencia de nuestra sociedad, hurgar en la verdad, porque como cita Juan 8,32, “La verdad os hará libres”.

Para lograr la transparencia es importante tener como aliado el funcionamiento adecuado de instituciones democráticas, una prensa libre y acceso abierto del público a la información relacionada con el ejercicio del poder y las actividades gubernamentales. A toda esta estructura deben de sumarse los órganos de control y el afianzamiento del sistema de impartición de justicia, esto último es así, porque el sistema institucional de una nación depende de la vigilancia del poder judicial.

Por último, la corrupción rompe el tejido social pues disminuye la confianza de los ciudadanos en las instituciones, el gobierno y entre ellos mismos. También afecta el nivel ético de la sociedad en su conjunto. En la medida en que la corrupción se generaliza, los escrúpulos éticos se van perdiendo.

Es el momento de hacer un cambio social que beneficie a las futuras generaciones, es la oportunidad de que como individuos, hagamos un verdadero cambio de mentalidad ciudadana. Ha llegado el momento de convertirnos en contralores de la corrupción, para juntos erradicar de raíz el problema de la corrupción.

Montesquieu, cronista y pensador político francés, habla de que “Una injusticia hecha a un individuo, es una injusticia hecha a toda la humanidad”…Paz.